Ayer, en la antigua calle Larga de Triana, volví a sentir lo que sólo se siente en la calle Pureza cuando una Reina es trasladada de un templo a otro. El ambiente era cuaresmal, la temperatura; primaveral y la salve marinera; de las que suenan de verdad.
Ayer en la calle Pureza de Triana, cuando la Esperanza entró en el templo marinero que se bendijo el mismo año en el que yo nací, me acordé de la persona que me enseñó a sentirme trianero nada más nacer y que por desgracia me dejó tan pronto que sus recuerdos lo tengo vagamente escrito en mi corazón.
[…] tiene a la vistas las dos torres más altas de la ciudad. Mirando a la derecha, dirección Triana, (Triana siempre mi Triana)se ve, entre el Palacio y los jardines de los Montpensier; la Giralda. Mirando de frente se ve, […]