Calle Larga de Triana

Ayer, en la antigua calle Larga de Triana, volví a sentir lo que sólo se siente en la calle Pureza cuando una Reina es trasladada de un templo a otro. El ambiente era cuaresmal, la temperatura; primaveral y la salve marinera; de las que suenan de verdad.

Ayer en la calle Pureza de Triana, cuando la Esperanza entró en el templo marinero que se bendijo el mismo año en el que yo nací, me acordé de la persona que me enseñó a sentirme trianero nada más nacer y que por desgracia me dejó tan pronto que sus recuerdos lo tengo vagamente escrito en mi corazón.

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