Después de haber leído varios periódicos y haber escuchado unas cuantas emisoras de radio, me he ido al ordenador a buscar una fotografía que un amigo me había pedido que le mandara. Sin saber por qué, me he topado con esta fotografía que hice hace unos meses en el paseo Marqués de Contadero una mañana muy temprano buscando un proyecto que tengo entre manos y que la tenía guardada en la carpeta de lo incierto.
El río y Triana es algo que forman parte de mi genes y ante ello no puedo hacer nada más que felicitarme por la suerte que tengo. Pasear por ambas orillas nunca me casará, sus vistas sus luces y sobre todo sus sensaciones hacen que cada hora sea diferente.
Hoy, que afronto el día de una forma extraña debido a un fin de semana intenso y ante la espera de confirmaciones de expectativas soñadas, vuelvo a recurrir a la imaginación esperando ser uno de estos remeros que al unísono y a la voz de su timonel reman al unísono para lograr una meta.