Familia

 Esta mañana en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla, he asistido a un acto emotivo, pues se daba el ‘IV Premio contra el Terrorismo Alberto Jiménez-Becerril’. Ver a los compañeros del concejal asesinado, es duro, pero observar a la abuela y a los hijos del matrimonio asesinado es reconfortante.

Cantan los militares en sus honras fúnebres que la muerte no es el final y eso es lo que me ha transmitido esa familia. De todas las fotos que he hecho me quedo con la que muestro. Una hija de Ascen y Alberto, agarra una tarjeta que estaba debajo de su asiento, la mira una y otra vez, le da vueltas para seguir leyendo, al cabo de unos minutos repite la operación y así durante buena parte de acto. ¿Qué estará pasando por su mente al leer repetidamente la palabra ‘familia’? No lo sé,  pero estoy seguro que eso que lee le recuerda miles de cosas vividas en su imaginación que le hacen saber que la muerte no es final.

Javier y Murillo

Amanecer

Ahora que es de noche en Sevilla, muestro mi amanecer en Málaga. Ahora que estoy a punto de dormir y dejar descansar mis pensamientos, muestro la primera visión de esta mañana. Ahora que estoy cansado, muestro mi relajación. Ahora que muestro mi antes, sigo soñando con mi después.

La espera

La espera cuando es amena es menos espera. Eso ocurrió el viernes en el Pabellón de Francia esperando a  que la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, llegara para inaugurar el Plan de Acción Empresa Digital 2020.

Una imagen está compuesta de miles de detalles que hacen que con el tiempo nuestra mente recuerde percepciones. La mayoría de los que estamos en el reflejo de la foto somos los que tuvimos la suerte de vivir la Expo’92, por eso uno de los muchos temas que tratamos en el corrillo de la espera, fue hablar y recordar lo que experimentamos durante seis meses los afortunados que tuvimos la inmensa suerte de cubrir el acontecimiento mágico que fue la Exposición Universal de 1992 en Sevilla.

Dentro de unos años, cuando por alguna casualidad esta fotografía que muestro vuelva a reproducirse, no recordaré el acto por el que estuve de nuevo en el Pabellón de Francia, sino más bien, la percepción de que los buenos compañeros hacen que las esperas sean agradables, amenas y divertidas.

Sonrisa

Cuando vemos fotos de la Cabalgata de los Reyes Magos esperamos encontrarnos con caras de niños con la ilusión de la inocencia expresada en su más alto nivel. Ayer, vi muchas caras de esas, pero la expresión que me llamó la atención fue la de un hombre mayor que como un niño desbordaba una sonrisa tan limpia y sincera que emocionaba cada vez que le tiraban caramelos desde las carrozas reales. No es la primera vez que veo a este hombre, pues pasea habitualmente por el barrio con un porte elegante y risueño pero con una memoria efímera. Este verano lo vi entrar en el cine de verano de la Diputación de Sevilla y se quedó durante toda la película absorto en ella, sin prácticamente mover una pestaña. No recuerdo que película vi, pero si recuerdo que lo observe y pensé ; ¿qué estará pensando? Mi memoria algunas veces también es efímera pero mis recuerdos son eternos, mis miradas algunas veces se pierden en el abismo pero mis sensaciones se mantienen en la memoria para siempre.

¿Qué piensa un hombre que no recuerda el pasado?, es la misma pregunta que me hacía el otro día cuando tenía a mi sobrino Julio en brazos, que tiene 9 meses y lo miraba y me sonría. Algunas veces la madurez y la niñez se juntan para regalarnos una sonrisa que nos alegra el día.

Espero que el destino no me haga dejar de reconocer a las personas que quiero y me quieren, pero si alguna vez ocurre, deseo que cuando me vean soltar una sonrisa piensen que soy como un niño que disfruta de las pequeñas cosas y que con ellas les quiero hacer ver que los necesito.

¡Qué gran contradicción!

Ayer por la mañana tuve que ir a las puertas de los juzgados de Dos Hermanas para intentar fotografiar la entrada y salida de Manuel Lebrón, que fue detenido tras ser denunciado por su exmujer por el secuestro de sus dos hijos. La espera, desespera y más cuando es imposible hacer el trabajo que mi agencia requiere y no es por mí, sino por las circunstancias adversas que se produjeron.

¿Qué haces cuando estás esperando durante siete horas a que ocurra algo que puede durar unos minutos? Pues, además de hablar con los compañeros y contar mil y una cosas, observar lo que ocurre a tu alrededor. Al cabo de una hora me di cuenta que en la plaza donde estábamos esperando había una estatua de una niña que se titulaba ‘a  la inocencia’. ¡Que gran contradicción! ¡Justo enfrente estaba un padre al que estaban juzgando por, entre otras cosas, olvidarse de la inocencia de sus hijos!

Al cabo de un rato, empezamos a escuchar tambores y trompetas y seguidamente vimos cómo sobre un paso elevado pasaba un pequeño cortejo que se componía de un grupo de músicos vestidos de beduino seguido de tres Reyes Magos con sus respectivos pajes. ¡Qué gran contradicción! ¡Justo enfrente estaban juzgando a un padre al que le importaba un bledo que sus hijos vivieran la magia del fin de la Navidad!

Ayer me fui por la tarde pensando que mi trabajo había sido inútil: ¡Qué gran contradicción! Buscado la fotografía de un presunto delincuente sólo puedo aportar la imagen de los policías que lo escoltaban. Buscando lo imposible encontré lo probable.

 

 

 

 

AÑO NUEVO, LUNA NUEVA

Con la luna mañanera como testigo, cumplo con la promesa no prometida en año nuevo de continuar con el blog que hace unos años inicié y que interrumpí por circunstancias varias difíciles de explicar y fáciles de entender.

 

Esta mañana al levantar la persiana de mi casa me he encontrado con la luna. Le quedaba poco tiempo para desaparecer. Al cabo de unos minutos contemplándola y todavía con el sueño en mi cuerpo, he cogido la cámara y la he fotografiado, recordando un WhatsApp que me envío mi amigo Javi el mes pasado cuando fue la última superluna del año diciéndome: “Me has fallado, ¡No has fotografiado la luna !”.

 

Todo el que me conoce sabe mi fascinación por el satélite natural. Durante un buen tiempo me volví lunático, en el sentido literal de la palabra y es una enfermedad que se produce en mi cada poco tiempo, sin síntomas de que amaine. Por ahora la única cura, probada científicamente, es la de fotografiarla, pues así no dejo de verla durante unos días y el efecto persuasivo de su luz, relaja mi sensibilidad.

 

Con la luna como testigo, prometo no dejar de compartir instantes perdurables en el tiempo, y no dejar que ni la pereza ni la falta de motivación destruyan un proyecto que me hace ser como la vida misma.

superluna enero

Superluna, desde el balcón de mi casa a las 8 de la mañana

Superluna enero