Anoche, a la hora mágica de tomar unas cervezas, andando por una calle de mi barrio, me econtré con esta imagen. A la vista de cualquier transeúnte pude ver como las luces de una clínica veterinaria recién abierta me dejaban observar la cara de preocupación del amo, la docibilidad de animal y la profesionalidad de la veterinaria. Yo, que no soy un amante de los animales en cautiverio me conmovió la escena y por eso lo comparto.