Ayer, por primera vez, estuve en el acuario de Sevilla; ¡Qué horror!¡Este tiburón se podría comer todo el acuario y no pasaría nada!.
Mi nivel de conocimiento se suscribe simplemente a dos acuarios más; el de Monterrey; California,y el de Mónaco. Aunque no soy amigo, ni de los acuarios ni de los zoológicos, mi nivel de crítica no se reduce a una simple reivindicación, sino al hacer las cosas medianamente bien.
Ayer, en el Acuario de Sevilla, no entendía como se pueden hacer las cosas tan poco atractivas. Si llego a pagar la entrada, me hubiera cabreado en vez de sentir pena.