El lunes pasado mi amigo y admirado Alberto García Reyes escribía en su columna de ABC, que decir que se es macareno no era algo extraordinario pues toda Sevilla es de la Macarena. Yo, trianero convencido, le daría algunos matices a esta afirmación, aunque tengo que reconocer que es difícil.
Como hecho histórico y como estampa singular no he podido dejar de ir a la Plaza de España para cubrir la misa extraordinaria que se le oficiaba a la Esperanza Macarena. Las sensaciones que he experimentado las dejo reflejadas en fotografías, dedicadas a esa persona que me ha llamado estando en la ceremonia diciéndome; «fotografía todo para enseñármelo». Justo en ese momento estaba haciendo una fotografía de un plano corto a la cara de la Virgen y me ha parecido que el ojo derecho tenía un derrame; o por lo menos eso es lo que me ha seguido pareciendo después de editar la fotografía: ¿Será de tanto llorar? Cuando ya me iba, desde uno de los puentes, he realizado la última fotografía sancando un lateral de la imagen, cuando Berta la ha visto me ha dicho; «¡parece que está viva!».