Cuando todo es oscuro y ves una luz que proviene de una puerta abierta: ¡Escápate por ella!
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Fuente de las cuatro estaciones
¿Me puedes decir cómo llegar a la Plaza de Don Juan de Austria donde se encuentra la fuente de las cuatro estaciones? Estoy seguro de que muchos sevillanos al oír esta pregunta pondrían cara de extraños y dirían : «¡Ehhhh!» Claro, otros, siguiendo la idiosincrasia sevillana y sin tener la menor idea de donde esta la plaza dirían con cara de “sabelotodo”: «Tire “palante tó” derechito y pregunte cuando llegue al final »
¿Me puedes decir como llegar a la Pasarela? No hay duda que ante esta pregunta, casi todos (todavía existen zoquetes sevillanos que no tienen ni idea donde viven) darían las coordenadas correctas diciendo algo así. «Tire
“to palante” y cuando vea una fuente, allí es»
Ayer de noche, después de un día raro para mi, casi a punto de tirar la toalla, me encontré en la plaza Don Juan de Austria viendo como la fuente de las cuatro estaciones, que se encuentra en la Pasaralela, estaba magníficamente iluminada y me pregunté ante la admiración que estaba contemplando; « ¿Qué daría cualquier ciudad del mundo por tener algo así?» Sin ánimo de ser excesivamente crítico con mi ciudad, soy de la opinión de que la belleza de Sevilla no es proporcional con la publicidad que los propios sevillanos hacemos de ella, pues algunas veces confundimos las cosas, viendo sin observar y hablando sin conocer el verdadero significado de las mismas.
Ya es Navidad
Es difícil durante estos días no saber que la Navidad está a punto de nieve, pues la ciudad se engalana para recibirla alegremente. Las luces y el colorido hacen muy atractivo el centro de la ciudad, lo que ocurre es que la originalidad brilla, y nunca mejor dicho; brilla por su ausencia.
Ayer, típico día prenavideño, pues hacía un frio que pelaba, paseando por calles del centro poco concurridas, me llamó la atención como habían dibujado en una esquina, una especie de Papa Noel. La primera reacción al ver la imagen fue de sorpresa para después pasar a sonreír y por último a tomar conciencia con la originalidad del artista anónimo que ya es Navidad.
Perfecta para ti
DUQUESA DE ALBA
Desde hace unas semanas he intentado escribir algo sobre la Duquesa de Alba. He rebuscado en mi memoria momentos y sensaciones que me inspiraran algo que le pudiera dedicar a una señora que me crió en mi profesión.
Serrat en una de sus múltiples y maravillosas canciones ( “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla… Si, son versos de Machado pero sin la música de Serrat no serian lo mismo) dice, «no hago otra cosa que pensar a ti, y no se me ocurre nada»; pues precisamente eso es lo que me pasa a mi durante estas semanas, hasta que he visto hoy la foto que muestro. Como bien saben los que me conocen no me gusta manipular ninguna fotografía, lo que me encanta y fascina es lo que he hecho con esta; jugar con la luz y los reflejos
La duquesa de Alba de Goya disfrutando de los jardines de Las Dueñas, lugar en el que la Duquesa de Alba de Sevilla disfrutó tantos años viendo pasar, delante de donde madura el limonero, una infinidad de acontecimientos que la mayoría de las veces los periodistas hemos cubierto desde esta maravillosa puerta de entrada.
Cultureta
Las únicas colas que me gusta ver y guardar son las que se forman para entrar en los museos y eso que en una de ellas no me ha servido de nada guardarla, pues la hora de cierre ha llegado antes de poder entrar. Esta mañana me he levantado “cultureta” (expresión que acuñó mi amigo Javi cuando terminó el Camino de Santiago y le dieron un diploma tipo B, por decir, al ser preguntado por el motivo por el que había realizado el Camino de Santiago, que no había sido por motivos religiosos, sino culturales: “Esta mierda de papel me lo han dado por cultureta”, nos dijo cuando vio que otros llevábamos un diploma en condiciones).
A la una hemos llegado al Convento (me niego a decir espacio) Santa Clara. Después de estar un cuarto de hora esperando paciente y educadamente la cola un joven, con cara de niño y trajeado como de primera comunión, se ha dirigido educadamente a todos los que estábamos allí para decirnos que posiblemente no nos iba a dar tiempo de entrar antes de la dos. La decisión estaba clara, como buenos “culturetas” no hemos ido al Monasterio de la Cartuja para ver la exposición de Carmen Laffon. ¡No entiendo como no puede estar lleno de turistas este espacio! Cada vez que visito el Monasterio exclamo; ¡Qué daría cualquier ciudad del mundo por tener algo así!. El paseo hasta llegar a la cola para sacar el ticket de entrada a la exposición es un placer para los sentidos. Sobre la exposición de la pintora sevillana nada que decir, pues la obra es para ser admirada y no contada, o por lo menos por mi.
Hoy domingo, 19 de octubre que ha sido el día del “cultureta” he disfrutado de guardar dos colas, una para no ver nada y otra para sentir mucho.
Galgos
Algunas imágenes pueden ser curiosas, divertidas o crueles. La que hoy muestro está hecha en un pueblo que está a tan solo 30 Km de Sevilla. ¿Se puede decir que esta fotografía es curiosa, divertida y cruel?
LA REINA ALADA
¡Quien tiene una reina en su vida no necesita nada más!. ¡Imaginaos los que tenemos varias ! Según los cuentos que me contaban, leía y veía de pequeño, la reina siempre representaba una figura positiva de poder que te arropaba en los momentos duros de la vida y te guiaba por el camino del bien.
Como todas las reinas no son iguales (incluso de adulto te encuentras algunas que son muy malas y que gracias a Dios no las he conocido en profundidad) algunos hemos tenido a varias que cumplen a la perfección sus responsabilidades en las diferentes facetas de la vida.
Ayer tuve la oportunidad y por qué no decirlo, el privilegio, de asistir a la toma de posesión de una nueva reina que he coronado en mi ser: “La reina alada”. Nada más ver la fotografía que muestro, lo primero que me vino al pensamiento fue la frase con la que titulo este post.
Cuentan una historia en la que una niña que iluminaba su cara con el sol de la mañana aspiraba a conseguir la felicidad. Sus genes le proporcionaban la base y su familia la educación. Cuando cumplió diez años su padre le regaló unas alas y le dijo: «Utilízalas para volar a través de las personas y averiguar a quien tienes que sonreír y a quien no”. Cómo todo regalo novedoso y sorprendente los primeros usos fueron algo caóticos pero a través de ilusión y sentido común, logró el objetivo para el cual las alas fueron fabricadas.
Cuentan la historia de una mujer que enamorada de la vida vio pasar a otra mujer volando alrededor de ella. No le llamó la atención la forma de volar de la mujer sino la sonrisa limpia y sincera que trasmitía. Nada más posarse a su alrededor, en solo dos saludos descubrieron que ambas se habían estado buscando durante toda la vida para compartir una amistad verdadera.
Cuentan una historia de un hombre desesperando por cambiar el rumbo de de su vida y que buscando lo que no encontraba encontró lo que necesitaba. Sin compromiso con lo superficial descubrió el optimismo a través la sencillez del amor, se vacunó contra el virus del pesimismo y se enfrascó en rodearse de gente que le aportara positivismo.
Cuentan la historia de una mujer que le brillaba la cara como el sol de la mañana, de otra mujer enamorada de la vida y de un hombre encantado de haber sido tocado con la vara mágica de la amistad y del amor.
Hoy, un día después del cumpleaños de Sol y con una resaca digna de tal celebración, tengo la sensación que todos los que estábamos en la terraza del hostel Calatrava éramos unos privilegiados por haber sido elegidos por una reina alada que un día nos divisó desde el cielo.
Curro Romero
“Tienes más arte que Curro Romero haciendo el paseíllo”. Este es un piropo que he visto en Internet. Nada más leerlo, mi mente, se ha trasportado al lunes 29 de septiembre del 2014, cuando después de recibir el II Premio Taurino del Ayuntamiento de Sevilla, Curro Romero hizo el paseíllo por el Salón Colón.
Mirada perruna
Este verano en Tánger me llamó la atención los pocos perros que había por la calle siendo paseados por sus correspondientes amos. Cuando lo cuento, los chistes sobre el asunto son múltiples; algunos muy desagradables y otros graciosos e imaginativos.
El año pasado en Cádiz me ocurrió lo contrario, sobre todo en el barrio de la Viña, parecía como si una voz en off dijera; “No salgan sin sus perros”, pues lo raro era ver a un hombre o mujer con un solo animal.
Como yo no soy muy amigo de los animales en cautiverio, pues me gusta que todos tengan sus espacios, los observo y me llaman la atención porque yo nunca los tendría.
El otro día en la calle San Fernando de Sevilla, me paré en seco cuando vi la escena que muestro; una señora plácidamente en una cafetería viendo pasar la vida mientras su perro la mira con paciencia y admiración.
¡Se admiten chistes sobre esta situación!