Hace dos años, escribí un Post sobre “El Titanic de Costa Ballena”. Estos días lo he echado de menos, incluso alguna vez me he preguntado donde estaban estos puestos ambulantes que hacen las delicias de los niños y las desdichas de los padres.
Esta mañana, me ha dado una inmensa alegría ver como tanto “El Titanic» como su compañero “El Nautilus”, estaban a punto de navegar por las inmensas arenas de la playa de Costa Ballena, con el orgullo de lucir las dos banderas que representan su idiosincrasia; Andalucía y España.
P.D Adjunto el post que escribí.
El Titanic de Costa Ballena
“La imaginación al poder”, fue la frase más famosa del mayo francés del 68. Hoy en día cuando pronunciamos esta frase ni siquiera pensamos en el eslogan que los estudiantes franceses crearon para rebelarse contra el poder establecido y así intentar cambiar el mundo.
Cuando he visto esta mañana por la arena de la playa “El Titanic” es la expresión que se me ha venido a la mente. Tres personas; dos hombres, uno delante con una especie de vuvucela recortada y una mujer, tiran del carro orgullosos de su país y de su región, para ofrecer por un módico precio chucherías y refrescos para los niños, y cervezas frías para los padres. El negocio, por lo menos hoy, ha sido todo un éxito, pues cada parada que hacían, aproximadamente cada 50 metros, se le agrupaban bañistas ansiosos por comprar sus productos.
Estoy seguro que a los “Gurú” del “saberlo todo” y “perdona vidas” si les dices que tienes un negocio en mente en el que participarían tres personas que consiste en hacer una especie de barca con ruedas y colocar en ella bolsas repletas de chucherías y cajas de corcho blanco para conservar las bebidas frías y venderlas entre un euro y un euro y medio, pondrían cara confusa y dirían: « No lo veo». Pero si además le cuentas que a la barca le vas a poner el nombre, “El Titanic” y que todo el día recorrerás un playa familiar, llevando la bandera de España en primer lugar seguida de la bandera de Andalucía , te dirían con una seguridad aplastante: «Tu negocio tiene menos futuro que “El Titanic”.
Creo más en la imaginación que en las estadísticas, prefiero a estos trabajadores incansables de la playa que lo único que pretenden es ganarse un dinero honradamente durante los pocos meses que dura el verano que a engominados prepotentes que sólo piensan; primero en ellos, en segundo lugar en nadie y en tercer lugar en algunos afines a su causa. Prefiero a estos incansables de la playa que a los salvadores de los trabajadores que lo primero y único que buscan es lucrarse bajo el paraguas de la prepotencia poco imaginativa. Prefiero a los que luchan que a los que se esconden tras su inteligencia. Prefiero lo sencillo a lo complicado.
En fin, hoy he pasado un buen día de playa imaginando como “El Tinanic”, no se hunde.