¿Qué tiene que ver la edad física y la mental?. «Bueno, bueno, bueno….» Eso es lo qué diría el hombre que hoy cumple una edad difícil de creer cuando lo conoces y no solo por su aspecto físico. Ser amigo de Manel no tiene ningún mérito pues en él se inspiró Roberto Carlos cuando cantó «yo quiero tener un millón de amigos». Describir al personaje es más difícil que explicar a la persona. Emilio Manuel Fernández como persona tiene muchas cualidades dignas de ser explicadas en cualquier escuela de educación, elegancia y saber estar. Sentarte en una mesa a comer con él rodeado de señoras, « para Manel la forma coloquial de llamar a las mujeres es señoras» es un suplicio para todo aquel que no le guste estar a todas horas poniéndose de pie, pues ante cualquier atisbo de que una fémina mueva la silla, él ya esta de pie y cuando le dices « Manel, por favor, qué exagerado eres» él contesta con una sonrisa socarrona , «Chico, ya ves, me sale natural» y suelta una educada carcajada. A pesar de todos los detalles de educación que por enseñanza paterna demuestra continuamente no se podrían calificar sus acciones de carcas sino más bien de progresista.
En una ocasión escribí que el corazón de Manel era más grande que las ollas que utiliza para cocinar todos los lunes para el comedor Social de la Orden de Malta. No es fácil hacer guisos para más de doscientas personas con una predisposición optimista y una sonrisa permanente y de ello puedo dar fe pues soy uno de los pocos privilegiados que tiene la suerte de disfrutar con él trabajando como pinche y proveedor de risas y ocurrencias varias. Su paciencia para conmigo es infinita y no precisamente por lo lento que soy cortando las cosas sino, cómo diría Pablo Beca, por la guasa que tengo. Como no estoy escribiendo sobre un santo, tendría que escribir algunos aspectos negativos que todos tenemos pero como diría él cuando quiere terminar un tema de conversación que no le interesa, «bueno, bueno, bueno… si yo te contara, jajaja»
Su vida como personaje es más divertida e incomprensible para algunos seres anodinos. Su falta de pereza hace que siempre esté dispuesto a colocarse allí donde no todos pueden llegar. Es el invitado perfecto, pues siempre tendrá una conversación o una callada para cualquiera que le pongan a su lado. Cómo es un “disfrutón “ puro, le atraen las pequeñas cosas «pequeñas yeguadas, pequeñas hectáreas de finca, pequeños yates » y disfruta de todos los lujos sin tener ninguno. Los cócteles son su especialidad, no he visto a nadie saber situarse mejor para que no haya canapé que se libre de su exquisito gusto. El Madrid es su pasión, no he visto a nadie tan educado maldecir a sus futbolistas cuando fallan un gol. Las cigalas son su crustáceo favorito, no he visto a nadie más atormentado como cuando se le olvidó ir a un cumpleaños donde las cigalas de tronco eran las estrellas de la fiesta. La señoras son su razón de ser, no he visto a nadie como él a la hora ser agasajado, piropeado y mimado por distintas y diferentes mujeres, claro su educación y discreción impiden que seres alcahuetes como yo, conozcan los intríngulis de su vida amorosa. Sus amigos son sus amigos y los trata como tales, no he visto a nadie cuidar el valioso tesoro de la amistad que lleva amasando durante tanto tiempo.
Aunque estoy seguro que cumplir años no es lo que más le apetece en el día de hoy, estoy seguro que recordar su dilatada vida con sus amigos que están orgullosos de serlo (me encanta cuando cuenta su etapa de espía en la Polonia comunista) le hará saber que la edad de su espíritu es la de un joven que se come el mundo segundo a segundo disfrutando de todo y de todos.
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[…] Carlos; si, el de «un millón de amigos», cantaba una canción que decía ; «yo quisiera ser civilizado como los animales». Después de […]