Hay tres o cuatro frases que escuché en el colegio a diferentes profesores que nunca se me olvidarán. Cuando tenía unos siete años un viejo profesor que siempre iba pulcramente vestido de negro y cuya sabiduría era proporcional a sus canas nos dijo: “Sed libres al elegir vuestra profesión, qué nadie os impida ser lo que pretendéis ser, pero sed siempre los mejores. Si elegís ser zapateros intentad ser el mejor zapatero; si elegís ser sacerdotes; intentad ser el mejor sacerdote; si elegís ser mecánicos; sed el mejor mecánico; si elegís.. lo que sea; sed los mejores”.
Ayer cuando vi a este inmigrante que tiene asignado el semáforo del puesto de los monos, recordé a mi viejo profesor, pues a pesar del trabajo tan humilde que realiza intenta ser el mejor.
Nos quejamos de lo que tenemos sin pararnos a pensar en personas como este señor, que a pesar de haber tenido que escapar de su realidad, Dios sabe en què circunstancias, se arregla cada dìa como si fuese director de banco, para intentar vender pañuelos en los semàforos. Me producen mucha ternura estos gestos, intento siempre sonreírles y sólo compro kleenex en los semàforos, es mi pequeña contribución.