Los ojos no es lo primero en lo que me fijo cuando miro a una mujer, tampoco en lo que las mentes calenturientas pueden estar pensando. El otro día tomando una cerveza por el centro, cuando vi a esta mujer, lo que más llamó la atención fueron sus ojos, pero no los físicos, que eran muy bonitos, sino los tatuados.
P. D. Lo difícil de ser constante es la pereza. La lucha entre la comodidad y la responsabilidad hace posible que algunas veces triunfen las múltiples excusas que la vagancia nos proporciona. Durante un tiempo he dejado de escribir y poner fotografías en mi blog. Ayer alguien que no esperaba que me siguiera me lo recordó, por eso, aunque con pereza pero con ilusión retomo y comparto mi experiencia de la vida cotidiana.