La buena arquitectura no es otra cosa que construir espacios funcionales que nos invitan a emocionarnos de múltiples maneras. Hoy he recordado esta frase.
Si hay una iglesia en Sevilla donde la fachada no tiene nada que ver con el interior es la del Sagrario. Entrar sobre las ocho de la tarde en este templo barroco, es sorprendente. Desde la “Avenida”, a simple vista, no se ve en la fachada ningún tipo de ventanales, por eso sorprende tanto cuando al entrar por la puerta principal ves, cuando giras a la derecha, como los rayos de luz entran a raudales por los pequeños ventanales que se encuentran en el muro de la fachada y la bóveda para posarse en una red protectora.
Como no soy un experto en arte y si un aprendiz de la luz, os dejo lo que me emociona de esta iglesia que visito todos los años por el Corpus.
Impresionante!!!!!!