Un día antes del Domingo de Ramos

Un día antes del Domingo de Ramos

Ayer Viernes de Dolores había más ambiente de Semana Santa que hoy, o por lo menos esa ha sido mi percepción. La mayoría de las iglesias estaban cerradas, por lo que sólo he visitado dos, las que más me interesaban y cuyos nombres coinciden: Santiago el Mayor y Santiago de Neri.

El Beso de Judas es una hermandad a la que le tengo especial cariño. Desde hace 14 años tengo el privilegio de ser uno de los invitados en casa de Manel. Manel es un gran amigo que vive en una casa en la calle Santiago y allí entre cervezas, vinos, refrescos y deliciosos aperitivos, todos esperamos pacientemente a que Guillermo, apague las luces como señal de que tanto Jesús de la Redención como la Virgen del Rocio, se detendrán en el portal de su casa como deferencia a que entre sus balcones se encuentran los últimos hermanos mayores del Rocio de Triana. Ayer por la mañana Manel nos envió una foto muy mala (perdón pero es que el móvil que tiene es algo antiguo) de lo bonita que estaba la iglesia de Santiago con los cuatro pasos de las dos hermandades (San Roque y el Beso de Judas) que dentro del templo estaban expuestos.

A las seis de la tarde acompañado por los sones de una banda de música entré en la Iglesia de Santiago. El templo estaba lleno, pues iba a comenzar el pregón infantil. Como mi intención era solo ver los cuatro pasos y hacer una fotografía que superara a la que mandó Manel con el móvil, hice mi trabajo. Me deleité, otra vez desde lejos, de los cuatro pasos colocados geométricamente y me fui.

Camino a la Iglesia de Santiago de Neri, me acerqué a la de San Esteban que por desgracia estaba cerrada. Me llamaron la atención por la calle Aguila dos cosas. Cómo el sol resplandecía en los balcones engalanados que se encuentran en el portal principal de la casas de las águilas, en contraste con un balcón sin suelo que estaba justamente al lado. La Candelaria es otra de esas hermandades que por motivos diversos le tengo cariño, allí sale de costalero un gran amigo; Joaquín Arjona, que debido a la lluvia de las últimas Semanas Santas lleva tres años esperando meter riñones debajo de las trabajaderas de Nuestro Padre Jesús de la Salud. En esta iglesia escuché por primera vez una de las marchas procesionales que más me gusta; «Caridad del Guadalquivir» y allí viví el pasado martes santo, los momentos más tiernos y emotivos de una hermandad que por motivos climatológicos no pudo hacer estación de penitencia.

Camino de la iglesia de Santa Cruz, cerrada también, me ha llamado la atención un balcón que no estaba adornado con faldones burdeos y en donde permanecía una antigua palma que años atrás había sido colocada con esmero por alguien, que seguramente no estará este año con todos los sevillanos, o por lo menos eso es lo que he pensado y pensaré mientras vea mañana la salida de la Paz y recuerde a aquellos que no estarán este año con nosotros.

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