Un viejo exclama: «¡Dios mío, porqué me has quitado la fuerza y no las ganas!» Entre las muchas aficiones frustradas que tengo, una es la pintura. Siempre me ha atraído este arte, pero mi deseo nunca se ha correspondido con mi habilidad. Por eso cada que vez que veo a un pintor callejero me paro y lo observo y con una envidia sana contemplo su obra. En esta ocasión fue curioso que lo que más me llamó la atención fue su mesa de trabajo, cuando le pedí permiso para fotografiarla me comentó que a él también le encantaba la composición de colores que por azar producía armonía. «¡Dios mío, porqué me has quitado la habilidad y no el gusto!»
Preciosa foto, más que una foto parece un cuadro. Eres genial!