Después de haber tenido la desgracia hace un mes de ser víctima de un robo, mientras disfrutábamos de unas merecidas vacaciones en Costa Ballena, sustrayéndonos dos objetos valiosos, que más que el valor físico, que lo era, era el sentimental, me encontré con esta fotografía. Por no alarmar y ante la indignación que me producía la impotencia de verme agredido por ladrones fichados por la policía y absueltos por la justicia, me propuse no escribir ni enseñar ninguna fotografía al respecto.
En estos momentos que estoy editando las fotografías del verano, me he parado ante la imagen que muestro. Fue tomada la misma tarde que nos robaron. Para aliviar el disgusto que nos habíamos llevado esa tarde cuando vimos que unos ladrones había entrado en casa, nos fuimos a caminar para contemplar las fabulosas puestas de sol que nos regalaba todos los días la costa de Cadiz. Cuando dentro de la urbanización vi esta imagen me acordé del tratado de la «Alegoría de la Caverna» de Platón. Como tengo vergüenza torera, no disertaré sobre esta alegoría pero al ver la sombra de la bicicleta al lado de un gancho donde debería estar amarrada esta, pensé lo siguiente: Las sombras, algunas veces nos impiden ver la realidad y es ahí, donde otros se aprovechan de nuestras debilidades. Muchas veces deberíamos ser más pragmáticos y saber que la prevención es la mejor arma ante la indefensión.
Preciosa imagen. Me encanta!