Ayer fue miércoles de ceniza y por lo tanto el primer día de la cuaresma. Por la tarde me fui a la iglesia del Salvador, para hacer un reportaje del besapié del Cristo de Pasión. Lo primero que hice fue sentarme el las escalinatas de la iglesia, trasportándome dicha sentada a los años 80 y 90, donde era un lugar habitual para quedar con los amigos y beber cervezas. Los recuerdos que me vinieron fueron miles, aunque ninguno concreto. Al cabo de unos minutos, intuitivamente y sin levantarme de los escalones, me puse a fotografiar lo que tenía enfrente, después me levanté para seguir plasmando la plaza.
Al cabo de media hora, entré en la iglesia por el patio de los naranjos, el recogimiento y la paz que había en la pequeña capilla era envolvente, ante la oscuridad que reinaba allí, sobresalía, debido a una iluminación artificial y muy acertada, la majestuosidad de una talla; el Cristo de Pasión.
Cuando terminé de hacer el reportaje, entré en el templo donde se estaba celebrando la misa del miércoles de ceniza. Me llamó la atención los muchos fieles que se encontraban en su interior y como a la hora de imponer las cenizas en la frente, casi todos los allí presentes, se levantaron para formar una ordenada cola. Al salir de la iglesia, mucho antes de que terminara la ceremonia, me tomé una cerveza en uno de los bares de enfrente, transportándome a los años recientes donde lo habitual es quedar los fines de semana allí para comernos el día., también al igual que cuando estuve minutos antes sentado en las escalinatas de la iglesia, los recuerdos que me vinieron fueron miles, aunque ninguno concreto.
De todo lo que estoy contando tengo muchas fotografías, pero como lo que pretendo es editar sólo una, he decido poner esta, donde se ven los lugares donde estuve recordando vagamente momentos de mi existencia un miércoles de ceniza, primer día de cuaresma.
Pues sí, esta imagen me llega desde la distancia con un fuerte olor a incienso y patatas, mezcla de sonidos de voces de niños correteando, risas de jóvenes, y de comandas, sobre todo de cervezas. Amistades fortuitas y encuentros inesperados, si esos escalones tuvieran cuerdas vocales, compondrían maravillosas canciones…nostalgia de una plaza que a mí como a tí Eduardo me trae muchos recuerdos y ninguno en concreto.