Pasear por el parque de Maria Luisa de Sevilla, siempre es agradable y más cuando el sol de invierno nos calienta levemente nuestros cuerpos. No es el mejor parque del mundo, ni el más limpio, ni siquiera el mejor conservado, pero si es el parque de mis recuerdos y ensoñaciones. Allí descubrí lo que creía que era el amor cuando sólo era un poco de pasión juvenil. Allí descubrí la fotografía, hice miles de instantáneas las cuales nunca las plasmé en papel, por la sencilla razón de que no tenía los medios para hacerlo. Allí descubrí la enorme satisfacción que es hacer deporte al aire libre. Allí descubrí como mis grades proyectos se hacían realidad en mi imaginación. Allí descubrí, entre miles de otras cosas, como el deterioro de las estatuas pueden llegar a producir estampas bellas.